Giovanni Mutti (1805-1894) fue un agricultor adelantado a su tiempo en el uso del sistema sideral, que también se utiliza hoy en día en la agricultura ecológica. Tiene en cuenta la influencia del sol y la luna en el cultivo de las plantas. Tras muchos experimentos, Giovanni consiguió innovar aplicando la técnica de rotación de cultivos. De este modo, el suelo recuperaba sus nutrientes y se reducía la necesidad de fertilizantes naturales y químicos. La rotación de cultivos es una práctica esencial en la agricultura actual, lo que demuestra que las viejas tradiciones rurales siguen siendo el secreto de los mejores tomates. 

Los sobrinos de Giovanni, los hermanos Marcellino (1862-1941) y Callisto Mutti (1870-1936), fundaron la empresa Fratelli Mutti cuando la tradición agrícola de la familia empezaba a orientarse hacia la fabricación. En ese momento, los tomates aún se procesaban con métodos artesanales. 

El hijo de Marcellino, Ugo Mutti (1893-1980), diseñó un proceso que transformaría el negocio agrícola de la familia. Sugirió a su padre que crearan una pequeña fábrica para producir extracto de tomate mediante la técnica de cocción sous-vide, recientemente perfeccionada, que consiste en sellar los alimentos al vacío y cocerlos en un baño de agua a temperatura controlada. El resultado fue un producto de extracto de tomate en conserva que se vendía bajo la marca Mutti, llamado conserva nera, precursor del concentrado de tomate moderno.  

El mismo año de la importante exposición internacional organizada para celebrar el cincuentenario de la unidad italiana, Marcellino Mutti registró la marca de la joven empresa, que aún hoy luce dos leones que protegen el primer premio a la calidad obtenido por la marca. Como el analfabetismo estaba muy extendido en Italia por aquel entonces, para las empresas alimentarias era esencial destacar sus productos con imágenes fuertes y sencillas. La familia Mutti supo que tenía un éxito en sus manos cuando las amas de casa empezaron a pedir cada vez más “el concentrado de los dos leones”. 

La reputación de Mutti como fabricante de productos de alta calidad creció y empezó a ganar varios premios prestigiosos. En 1914, Mutti ganó el premio Gran Croce, que fue acompañado de una entrada en las páginas del Libro de Oro del Trabajo de Italia. El extracto de tomate Mutti fue reconocido como uno de los símbolos de la excelencia gastronómica italiana. Desde entonces, Mutti ha recibido innumerables galardones por la calidad de sus productos.  

El concentrado de tomate ha recorrido un largo camino desde sus humildes orígenes. Al principio, el concentrado se cocía en grandes ollas durante horas y luego se secaba al sol. Tras la invención de la cocción sous-vide, al concentrado pronto le siguió un doble concentrado y, a partir de 1938, un triple concentrado. Asimismo, el envasado experimentó cambios significativos, ya que las cajas grandes se sustituyeron por envases pequeños para el consumo doméstico. Los nuevos productos tuvieron un éxito masivo, pues ahora la gente podía disfrutar de sus platos favoritos a base de tomate durante todo el año. Gracias a este producto, Mutti llegó por primera vez a las cocinas italianas. 

Italia sufrió una grave recesión económica durante el periodo de entreguerras, que afectó a muchas de las empresas conserveras de la provincia de Parma. Mutti, en cambio, consiguió mantener su negocio e incluso decidió adquirir las empresas locales que tenían más dificultades. Al salvar estas empresas y garantizar que sus empleados conservaran sus puestos de trabajo, Mutti ayudó a la región en apuros. Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, esta expansión se interrumpió de nuevo. 

Hoy en día no es nada raro que los alimentos se vendan en tubos de aluminio, pero poca gente sabe que la idea surgió de Mutti. Esta idea revolucionaria la presentó Ugo durante una reunión familiar. Una vez superada la sorpresa inicial, el carácter práctico del tubo convenció a la gente. La ventaja añadida era que, como el concentrado solo tenía un contacto mínimo con el aire, su periodo de conservación era más largo. Además, la tapa resultaba útil como dedal para las amas de casa. Había nacido el legendario tubo-dedal. 

Los cambios sociales y el auge económico de los años sesenta en Italia también supusieron nuevas exigencias para los productos alimenticios envasados. Desde que las mujeres se incorporaron a la vida laboral, los productos tenían que ser más prácticos para que siguieran siendo posibles una buena alimentación y unos hábitos alimentarios sanos, aunque se pasara menos tiempo en la cocina. Mutti se anticipó a estos cambios y lanzó nuevos productos, como su salsa Verdurine Condidoro. Los nuevos envases (y sabores) innovadores hicieron que la marca de los dos leones destacase como pionera del mundo emergente de la alimentación moderna. 

Con la llegada de los años setenta, Ugo Mutti se fijó el ambicioso objetivo de crear un producto fresco con menor contenido líquido que los tomates pelados. Con el método de procesado en frío, entonces innovador, y tras varios intentos, se creó el legendario producto de tomate finamente picado de Mutti. La Polpa es aún hoy el producto más importante de Mutti, y millones de personas de todo el mundo la adoran por su sabor fresco y su calidad. 

En cuanto fue tecnológicamente factible, Mutti empezó a utilizar el vidrio para mostrar el color y la consistencia de sus productos, con el fin de tranquilizar a sus clientes en cuanto a la alta calidad del contenido. Así nació una gama de Polpa embotellada. De este modo, Marcello Mutti continuaba su influencia en la empresa desde 1965. Su contribución fue decisiva para la expansión de Mutti en el mercado italiano. 

Francesco Mutti se convirtió en consejero delegado de la empresa y continuó la tradición familiar de innovación aplicando nuevas ideas sobre cómo exprimir todo el potencial del tomate. Con Francesco, la empresa se transformó y se creó una nueva unidad de investigación y desarrollo. Mientras otras marcas de tomate solo competían con el precio, Mutti empezó a invertir en calidad y a construir una marca basada en la confianza que se ganaba entre los consumidores una calidad cada vez mayor. Pagando más a los agricultores e iniciando un programa de mejora constante, la marca Mutti se hizo mundialmente conocida como proveedora de los mejores tomates italianos auténticos. 

La filosofía de Mutti de no utilizar nada más que tomates llevó a la obtención de un prestigioso Certificado de Producción Integrada, otorgado por la agencia auditora Check Fruit. Es la primera vez que ocurre en nuestra categoría de productos. Se trata de una distinción concedida por el incomparable sabor de los tomates de Mutti, la calidad de sus procedimientos y el respeto de la empresa por el medio ambiente. Dos años más tarde, en 2001, se certificó que la producción de Mutti no contenía OMG. 

Mutti cree que hay que pagar más por un producto de mejor calidad. Para animar a los agricultores a seguir mejorando cada fase de la producción, Francesco Mutti decidió otorgar un premio a los agricultores que obtuvieran los mejores resultados en sus cultivos de tomate, produciendo frutos con excelentes características sensoriales y nutricionales. El premio a la calidad Pomodorino d’Oro se creó para celebrar el vínculo entre el ser humano y la naturaleza y como testimonio de nuestra búsqueda constante de mejoras. Mejorar en lo que hacemos nos beneficia a nosotros, a los agricultores, a nuestra comunidad y a nuestros consumidores.  

El vinagre de tomate nace de la experiencia centenaria de Mutti, una receta exclusiva y única. Su gusto a tomate sabroso e intenso, sin la aspereza que suele ser característica del vinagre de vino, lo convierte en una garantía para platos delicados.  

Mutti lanzó una serie de productos de salsa de tomate que combinan tomates recién procesados con una pizca de concentrado de tomate para realzar los sabores. A continuación, se añaden otros ingredientes de alta calidad para ofrecer a los clientes una serie de salsas de diferentes sabores. 

En colaboración con WWF Italia, Mutti puso en marcha un proyecto de investigación para medir el impacto del agua y la energía utilizadas en la producción de tomates. Pronto quedó claro que, si Mutti podía reducir el consumo de agua en sus fábricas, también podía hacerlo en los campos. A raíz de esta idea, Mutti empezó a hablar con sus agricultores para dar con los pasos críticos necesarios para proteger el medio ambiente sin poner en peligro la calidad del tomate. Gracias a esta colaboración, entre 2010 y 2015 Mutti evitó la emisión de 31 000 toneladas de CO2 a la atmósfera, logrando una reducción del 27 % de las emisiones con respecto a los niveles de 2009, además de reducir su uso de consumo de agua en un 4,6 %. 

Para satisfacer las necesidades de los consumidores, que buscan algo más o nuevas formas de utilizar el tomate en sus recetas, Mutti ofrece nuevos productos elaborados con distintas variedades de tomate. 

Por ejemplo, la salsa de tomate Datterini (o Baby Roma) de Mutti se elabora con los mejores tomates Datterini, que aportan un dulzor natural perfecto a cualquier plato para el que se utilicen. 

El Alto Valle del Sele es un valle único situado en el sur de Italia, donde los tomates forman parte prácticamente de todas las comidas. Mutti ha llevado a su nueva fábrica vanguardista de Fiordagosto todo su saber hacer y experiencia para dar a conocer los tomates propios de esta parte del país. Durante el año, Mutti también abrió su filial en Francia, la primera fuera de Italia. 

Nuestros productos biológicos, u orgánicos, siguen los mismos requisitos de alta calidad que todos los demás productos Mutti, pero con una diferencia: estos tomates se cultivan de forma totalmente orgánica, sin pesticidas ni fertilizantes químicos. Nuestros tomates orgánicos son lo más cercano a la naturaleza que puede haber en un campo de tomates.  

Nuestra última innovación es una gama de salsas «pesto» de tomate. Tienen un sabor intenso y delicioso, pero se elaboran utilizando un 45 % menos de grasa que la salsa pesto habitual.